The City of the Lost Children (1995) de Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet


Los cuentos de hadas pueden venir disfrazados en los atuendos mas extravagantes. Incluso en la forma de una aventura dieselpunk en una ciudad post apocalíptica, mezcla de Venecia y París. El universo de Marc Caro y Jean-Pierre Jaunet esta poblado de seres improbables que parecieran salidos de un circo diseñado por Julio Verne. Científicos locos, bandas de huérfanos ladrones, marineros de buen corazón, buzos que se internan a las misteriosas aguas de la ciudad para buscar tesoros olvidados, cuatro hermanos-clones y muchos otros personajes igual de histrionicos y extravagantes que habitan la ciudad de los niños perdidos.


La historia transcurre en una ciudad portuaria llena de canales y pasadizos, un mundo color sepia donde abundan los metales oxidados, las ventanas y las puertas con destinos misteriosos. En una plataforma marina cercana a esta ciudad, vive Krank (Daniel Emilfork), un científico loco que envejeció prematuramente a causa de no poder soñar. Es por esto que envía a sus ayudantes, cuatro hermanos-clones con angustia existencial, hacia el puerto para raptar niños y drenarles su imaginación y sueños. Uno de estos niños es Denree, hermano menor adoptivo de un ex marinero forzudo y de pocas luces llamado Uno (Ron Perlman). El marino se pondrá en búsqueda del niño con la ayuda de Miette, una pequeña y valiente huérfana que busca librarse de sus malvadas tutoras, dos hermanas siamesas avaras e inescrupulosas. 


Si, esta película esta tan atiborrada de personajes como parece al leer el párrafo anterior. Las historias se entrecruzan y a todo momento aparecen nuevos actores igual de extravagantes. Llega un punto en que la trama se torna confusa, tal vez por la naturaleza mágica del universo que nos proponen los directores. Narrativamente “La ciudad de los niños perdidos” es un hermoso quilombo donde no todo esta completamente desarrollado y mas de una cosa quedara sin entenderse. Y la verdad, no hace falta. El disfrute de esta película pasa, en gran parte, por otro lado. 


La imaginación y los sueños son ejes temáticos fundamentales en las películas de Caro y Jaunet. La búsqueda trágica de Krank por poder experimentar ese mundo onírico encuentra su punto mas alto en la secuencia final, con un trabajo de morphing y efectos visuales realmente remarcable. Lo interesante es la manera en que están filmadas las pesadillas de los niños. Cuando el mundo se vuelve nebuloso e inestable, la ansiedad y la inocencia se entremezclan y podemos sentir la confusión que sienten ellos. Al mismo tiempo el pueblo entero parece salido de una ensoñación; “La ciudad de los niños perdidos” se desarrolla en gran parte como un cuento de hadas y tiene una cualidad mágica que flota por el aire, entre los pasadizos y canales.


El diseño de arte y los logros visuales merecen un párrafo aparte. Desde la tecnología hasta los edificios de la ciudad, todo esta elaborado con una cuota de imaginación y sentido estético enorme. Uno de mis detalles favoritos es el de los “Cíclopes”. Un grupo de mercenarios que se encargan de raptar niños. Cada uno posee un dispositivo de bronce y cables en lugar del (previamente removido) ojo izquierdo. Se trata de una especie de radar conectado a sus oídos por el cual generan imágenes a partir del sonido. El look de esos personajes es increíble. 


Si bien la historia se vuelve pantanosa y se desvía en numerosas ocasiones de su eje central, perderse en la ciudad de los niños perdidos es una experiencia mas que interesante. Totalmente recomenda para los fanaticos de películas como “El Laberinto del Fauno”, “Brazil” y obviamente “ Delicatessen”. 

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