Tratar de definir a “Possession”
a partir de su trama seria imposible. En este mundo creado por Andrzej Zulawski
la realidad y las pesadillas se entremezclan simbioticamente, dando vida a una
criatura distinta. El horror se arrastra desde los rincones, toca nuestra la
espalda con su mano viscosa y nos obliga a contemplar la historia de un
matrimonio devenido en locura. La posesión de los cuerpos de Marc y Anna es un
espectáculo grotesco y misterioso que resuena con fuerza sobrenatural aun
después de varias repeticiones.
Marc (Sam Neil) y Anna (Isabelle
Adjani) transitan el ultimo tramo de su relación. Luego de que Marc regrese de
un viaje laboral, las grietas entre ambos se transforman en un abismo. La
animosidad crece a medida que el comportamiento de Anna se vuelve mas criptico
y confuso, desapareciendo sin aviso de un momento a otro. Un triangulo amoroso
emerge y Marc se obsesiona de manera enfermiza con recuperar el amor de su
esposa. Lo que parece una separación mas, se transforma en una metamorfosis
sangrienta que desdibuja la linea entre la horrible realidad y las monstruosas
pesadillas.
“Possession” no es una película
que trabaje a medias tintas: Golpea de manera visceral al espectador y a sus
personajes por igual. La locura se traduce en la destrucción de los cuerpos a
tal punto que Anna engendra un ser grotesco que va tomando forma a medida que
la violencia aumenta. Esta historia nos es contada de una manera muy especial,
cargada de símbolos e imágenes impactantes que nos invitan a formar
interpretaciones de todo tipo. Si bien es imposible comprender todos los
aspectos de esta cinta, su fortaleza se encuentra en la atmósfera asfixiante y
pegajosa que evoca.
Zulawski combina elementos del
terror con técnicas propias de otros géneros y épocas. El uso del foco es
magistral y horripilante. En un plano
especifico, la cámara desenfoca el rostro de un Sam Neil al borde de la locura
para subrayar el quiebre total con la realidad. Los movimientos de cámara son
inquietantes y siempre encuentra maneras interesantes de mostrarnos el mundo.
El espacio también es fundamental y Zulawski se encarga de que conozcamos a la
perfección (y tan solo con un puñado de planos) la geografía de las locaciones,
en particular el departamento familiar y la casa derruida donde se oculta Anna.
Mucho se ha dicho sobre las
actuaciones. Tanto Sam Neil como Isabelle Adjani están excelentes en sus roles.
En varias oportunidades deben cargarse al hombro secuencias enteras de gran
esfuerzo físico y mental donde interpretan ataques psicóticos. Adjani en
particular es una verdadera fuerza de la naturaleza, cambiando de animo de un
segundo a otro, transformándose en un animal salvaje o en una maestra de escuela
en pocos planos. Sus ojos cautivan y
perturban al mismo tiempo, cuando miran directo a la cámara podemos sentir la
locura de Anna traspasando la pantalla, quemándonos.
El titulo es intencionalmente
ambiguo. Si bien hay un aura sobrenatural que domina a los personajes, la
obsesión de Marc por poseer a su esposa es también un factor fundamental en su
descenso a la locura. Poseer el cuerpo y el espíritu. Poseer la mente. “Possession”
es altamente autobiográfica y fue el canal en que Zulawski exorcizo de manera fantástica los demonios de su
matrimonio y su vida política, luego de tener que emigrar forzosamente de
Polonia. No es casualidad que la película se enmarque en la guerra fría y nos
recuerde constantemente mediante planos de la ciudad.
Es probable que al terminar, “Possession”
los deje con mas preguntas que respuestas. Así
como Marc y Anna no pueden comprender muy bien su separación ni el origen de
tanto desprecio, nosotros tampoco podremos poner en palabras todas las
sensaciones e imágenes que se nos muestra. Que una película genere
sensaciones tan fuertes es algo que aprecio mucho. Definitivamente esta no es
una obra para comprender, sino para experimentar.
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