A lo largo de la historia del cine ha habido
multitud de ideas titánicas que por diversos factores no se pudieron llevar a
cabo y quedaran en los libros del séptimo arte como las más geniales cintas
JAMAS hechas. Entre estos fantasmas nunca encarnados se encuentran grandes
proyectos como la megalomaniaca biopic Napoleon de Kubrick, o la extravagante
reversión de Don Quixote por Orson
Welles, pero entre ellas emerge una como la madre de las películas nunca
filmadas, Dune de Alejandro Jodorowsky.
El director chileno es uno de los nombres más
significativos cuando se habla de cine de culto latinoamericano. Sus obras
cargadas de simbolismo y arraigadas en el surrealismo más carnal influenciaron
a generaciones enteras de directores que lo señalan como uno de los grandes
genios locos del nuevo cine de los setentas.
Luego de filmar una de sus películas más
extravagantes y exitosas, La Montaña Sagrada de 1973, Jodorowsky estaba
buscando un nuevo proyecto en el cual embarcarse. En una charla con su productor y amigo Michel
Seydoux y de manera casi espontanea Jodo decidió que su próxima cinta debía ser
una adaptación de una de las novelas de ciencia ficción más emblemáticas y exitosas: Dune, de Frank Herbert.
Este documental examina con detenimiento el
proceso creativo que se llevo a cabo en las primeras facetas de la fallida
realización de Dune, partiendo del
relato del mismísimo Jodorowsky que muestra archivos originales de la pre
producción y la esquematización artística del film. Además cuenta con
testimonios de algunos de los geniales artistas que formaban parte del equipo
técnico de Alejandro: Desde Giger (creador de las criaturas del universo Alien
y autor de múltiples portadas clásicas de discos) hasta Dalí como emperador
loco, pasando por Orson Welles, MIck Jagger y Moebius. Un ensamble realmente
envidiable que nos da un vistazo a lo que podría haber sido aquel proyecto
gigantesco.
La cinta cuenta también con muchísimas
recreaciones de “escenas” a partir de los bocetos artísticos y del relato de
directores y dibujantes que participaron en el libro. El viaje visual es
realmente fascinante, no solo por lo que se muestra sino también por lo que
podemos imaginar a partir de la variedad de prototipos y mundos que aparecen
plasmados en papel. La única forma en
que nosotros mortales podremos disfrutar
de Dune es viajando mentalmente hacia esos parajes y tratando de vislumbrar mentalmente lo que podría
haber sido.
Si bien es cierto que en una parte del film se
venera a Jodorowsky sin reparos, la realidad es que muchos de sus pares lo
tienen en alta estimo justamente por el espíritu que muestra en este
documental. Un tipo decidido y cuya existencia depende exclusivamente de crear
y mantenerse en movimiento. Tal vez lo mejor llega al final, ese pequeño
discurso de cierre es recomendable para todo aquel que alguna vez haya sentido
el impulso de crear.
TRAILERAZO
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