Madeo (2009) de Jong-ho Bong




Hay algo sobre los thrillers asiáticos que los distancia de sus pares norteamericanos. No es meramente un tema estético, es también el abordaje tan particular de sus personajes. Un sentido de la tragedia, pero sobre todo de la comedia, tan descolocado y turbio que no hace sino exacerbar la tensión de una manera muy extraña.  El plano inicial de Madeo, con la madre bailando sin sentido es un claro ejemplo, pero más fuerte aun es la revalorización de esa primer escena llegado el final de esta fabula.

Uno de los nombres que suenan pesado en este nuevo cine coreano es el de Jong-ho Bong, con su opera prima Barking Dog Never Bite (2000) pero principalmente con su siguiente trabajo, la aclamada Memories of Murder (2003). Entre aquella obra maestra y Madeo está el gran hit The Host, una divertida cinta de ciencia ficción que puso la lupa internacional sobre Jong-ho. Lo cierto es que Mother parece una continuación directa de alguna de las ideas y temáticas planteadas en Memories, más allá de que ambas son thrillers noire desarrollados en la parte menos urbana de Corea.




En el nombre de la madre...

Madeo nos cuenta la historia de una madre sobre protectora –deliberadamente sin nombre- y su hijo Yoon Do-joon, quien sufre de una retardación bastante aparente que lo lleva a meterse en problemas con frecuencia.  Son una pequeña familia de clase baja, ella se gana la vida vendiendo hierbas y practicando la acupuntura de manera ilegal, orgullosa siempre de conocer un “punto meridiano que libera los nudos del corazón y borra las malas memorias”.

Luego de una noche de borrachera Do-joon vuelve a su casa turbado para ser detenido al otro día por la policía acusado de asesinato. Ah-jeong, una simple colegiala de clase media, apareció con la cabeza ensangrentada y colgando muerta desde un balcón a la vista de todos.  En la escena del crimen se encontró una de las pelotas de golf que Do-joon solía recolectar con su nombre escrito con marcador. El caso parece cerrado con las escasas pistas apuntando directo al joven  más su madre no aceptara el veredicto y se embarcara en una búsqueda solitaria por una verdad que cree inobjetable: su hijo es inocente y el asesino de Ah-jeong sigue libre.




Que la cualidad detectivesca y el argumento clásico de thriller no los engañe. Hay una capa por debajo de la excelente trama de misterio. La transformación (o más bien la procesión) de la madre es  magnífica y me cuesta entender como Hye-ja Kim no fue premiada aun mas. Hay muchas lecturas que a nosotros, publico occidental, se nos pueden escapar debito a los matices culturales.


La elección de Kim como personaje central no es azarosa, ella es toda una figura del espectáculo coreano principalmente gracias a su papel icónico como madre de familia en varias series y novelas. De hecho su figura es la de la madre coreana arquetípica, sacrificada, de amor incondicional, sobre protectora, fuerte. Esta examinacion oscura de la relación madre-hijo y del instinto maternal que la tiene como protagonista, cobra un nuevo peso para el público coreano.



En su travesía nuestra madre ira desentrañando detalles ocultos en la muerte de Ah-Jeong y a cada paso la sensación de estar detrás del culpable de ese brutal femicidio va creciendo exponencialmente. Así mismo su relación con Do-joon ira mutando mientras el cumple su condena detrás de la rejas, las revelaciones oscuras también se darán en el ámbito familiar dejando en el camino algunas interrogantes sobre la institución “familia” y sus matices en la sociedad coreana, algo que el director busca retratar constantemente en cada una de sus cintas (salvo lógicamente en la última, Snowpiercer).


Sin caer en spoilers solo puedo decir que la última media hora es magnífica. Algunos creen que el director hace trampa en ciertos puntos de subjetividad pero creo que todo está tratado de una manera excelente y si se dejan llevar por esta historia no se van a arrepentir. La actuación de Kim es memorable, pero para  destacar esta ese último llanto en la visita carcelaria ¿Tienes padres? ¿Tienes una madre? El peso de estas preguntas es monumental cuando la realización nos golpea.





El amor materno es perpetuo, es una pulsión salvaje. En esa escena final donde Kim se difumina entre tantas otras progenitoras que bailan (otro matiz cultural, los viajes de padres son algo súper común y hasta hace algunos años era costumbre bailar arriba de los buses) nos damos cuenta que ella no es una madre, es el paradigma de las mismas llevado hasta los extremos que solo un freak como  Jong-ho Bong puede retratar. 





TRAILERAZO!




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