Antibirth (2016) de Danny Perez


Si hay algo que no se puede decir de Antibirth, es que sea una película de horror más. Vivimos una especie de “auge” del género con varias cintas destacadas como The Babadook, It Follows, The Conjuring y demás, pero también hay una superpoblación de películas de miedo basura como no se veía desde hace décadas. ¿Porque uso tal adjetivo? el motivo no tiene nada que ver con la calidad del producto final, con el ojo clínico del director, lo infalible del guión o lo maravilloso de su cinematografía, sino más bien con la sensación de “cine de fábrica” que carece de alma, huevos y ganas de afectar audiovisualmente al espectador. A mi me podes vender una película apasionadamente mala, pero jamás una película desinteresada. Es ahí donde Antibirth entra en cuestión, con su tono tan personal, sus carácter lisérgico, sus personajes aborrecibles y ese final digno de la más honrosa clase B.


La historia se desenvuelve alrededor de  Lou (Natasha Lyonne) quien después de una noche de fiesta y alcohol, comienza a notar síntomas extraños en su cuerpo. No recuerda con claridad lo que paso, una especie de laguna mental bloquea lo acontecido luego de dejar la fiesta. Siente mareos, dolor en las tetas y los calambres propios de un embarazo, el problema es que ella hace más de medio año que no tiene relaciones. Lou es una alcohólica full time que vive en una pocilga en las afueras, junto a su amiga Sadie (la siempre genial Chloe Sevigny) rondan la ciudad drogándose, bebiendo y matando el tiempo en un ambiente lisérgico plagado de dealers, proxenetas, drogadictos y prostitutas. Los síntomas irán tomando un rumbo más mórbido y nuevos personajes entrarán en cuestión: el novio dealer de Sadie, una anciana conspiranoica que afirma saber que sucede con el cuerpo de Lou, un misterioso hombre llamado Isaac y un grupo de gorilas multicolores con máscaras de bebé.

Seguro todo lo referente a transformaciones mórbidas de la figura humana nos remite directamente al maestro Cronenberg. Hay mucho del canadiense en la forma de narrar de Danny Pérez, quien utiliza con avidez la doble exposición y los montajes psicodélicos para mostrar el paso del tiempo. En algún punto me recordó a Altered States aunque con muchísima menos carga simbólica y religiosa. La dirección es interesante pero su mano se nota aún más en el guión, también de su autoría. Es riesgoso hacer una película donde absolutamente todos los personajes sean en alguna forma desagradables. Tanto Lou como Sadie son dos borrachas asquerosas y el resto del pueblo pareciese estar habitado por sombras, por gente subterránea estancada en un loop narcótico. Hubiese sido imposible sostener estos personajes sin las buenas actuaciones de Natasha Lyonne, Chloe Sevigny y Meg Tilly.


Un punto fuerte de Antibirth es la dirección de arte y las locaciones utilizadas. La historia se desenvuelve en un pequeño pueblo tapado de nieve. Todos los lugares que recorren los personajes tienen cosas interesantes; la casa alborotada y sucia de Lou, la cueva narco del novio de Sadie, el galpón abandonado de las fiestas. Se nota un trabajo arduo por crear un aura específica para este pueblo que está entre la realidad y el sueño. Hay una cualidad onírica en este poblado perdido, es inexplicable pero esos comerciales perturbadores, esas casas de juegos infantiles, esos carteles apilados de muchachas perdidas, todo contribuye a darle una identidad muy específica a este mundo. Además la cinematografía es realmente muy bonita con esos tonos violetas, rojos y azules que finalmente volvieron al terror para desplazar al aburrido gris que se puso de moda en la década pasada.



Tal vez alguno se decepcione con el tag de horror. Antibirth definitivamente no está hecha para asustar, en algún punto genera incomodidad y asco, pero en general toma la estructura de un thriller como Rosemary's Baby y la entremezcla con el body horror de Cronenberg. Digamos que Danny Pérez se crió tanto con el horror clásico de los ochentas como con cintas independientes sucias al estilo de Gregg Araki y Todd Solondz. No esperen una fiesta de jump scares, no son bienvenidos en este blog y son uno de los peores vicios del cine moderno. Hay algo perturbador en el mundo de Antibirth que nos deja un sabor desagradable a medida que los síntomas progresan y el misterio va tomando forma. Obviamente toda la tensión decanta en descubrir que saldrá del vientre de Lou en ese parto infernal. Agradezco tanto que no hayan escatimado en efectos prácticos porque el final es realmente satisfactorio.


Antibirth dista de ser perfecta, su ritmo inicial lento y de suspenso tal vez espante a más de un amante del género, pero pese a los defectos que puedan encontrarle, tiene una frescura y un aura que escasea en el horror moderno. Ojala esta reseña sea lo suficientemente convincente para llevarlos a verla y darle una chance a este nuevo y prometedor artista. Si algo sabemos, es que las pelis son los hijos de cada director, este feto fue producto un parto bastante mórbido.






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