Baúl podrido: Hardware (1990) de Richard Stanley


No se muy bien como abordar esta película. Por mucho tiempo la postergue basándome en criticas muy rudas que describen al trabajo de Richard Stanley como un desastre narrativo, una copia barata y vacía de “The Terminator”. Si bien no puedo rebatir estos dos puntos ya que la película es de hecho un cambalache narrativo (aunque no considero esto algo negativo) y las influencias de aquel clásico de Cameron son aparentes, me resulta increíble que eso sea lo único que percibe gran parte del publico.  Lo admito, "Hardware" me gusto muchísimo a un nivel puramente visceral, estético, subconsciente... llamenlo como quieran. Aun así hay un corazón de metal que late bajo esta película de culto y contiene una naturaleza muy distinta a la mayoría de las cintas de su genero.


"Hardware" se desenvuelve como una pesadilla industrial, donde la tierra es mayormente inhabitable debido a la radiación y el sol podría calcinarnos en cuestión de minutos. El cielo es de un hermoso y artificial naranja, como señala irónicamente el locutor Angry Bob (Iggy Pop), un color que la naturaleza jamas podría igualar. Los chatarreros recorren el desierto toxico en búsqueda de objetos para vender a cambio de créditos, así es como los misteriosos restos de un robot llegan al local de Alvy, un comerciante. Moses, otro chatarrero, compra el cráneo y la mayor parte del cuerpo como regalo para su novia Jill, una escultora que trabaja en su departamento con metales y diversos elementos calcinados. No tardan mucho en darse cuenta que M.A.R.K 13 (nombre clave del robot) es una maquina de matar auto re-generativa que causara estragos en el edificio.


Como en toda pesadilla, las personas y las situaciones no siempre tienen sentido. De hecho, mas allá de su eje de acción y ciencia ficción, Hardware se desarrolla como un sueño oscuro, sucio, incluso ¿noire? donde el metal y la carne entran en colisión. Stanley no es un tipo sutil a la hora de empaquetar su mensaje: pasajes bíblicos (Mark 13) pincelazos de un estado represor, robots asesinos con la bandera estadounidense pintada en el cráneo y tornos peneanos como armas son parte del menú. 


Quiero hacer una mención aparte para hablar del montaje y la fotografía, tal vez dos de los aspectos mas subversivos de Hardware. La edición es fantástica, las secuencias fluyen como si de una pesadilla se tratase y cargan con un energía indescriptible, desde momentos frenéticos a planos estáticos y eróticos, como la escena en la ducha. Lo mismo el trabajo de iluminación y puesta en escena, abundan los azules y los rojos saturados, las luces de monitores y maquinas reflejados en la piel de Jill. La construcción de este universo decadente es una de las cosas mas interesantes, hay un trabajo fenomenal en el cuidado de los detalles y la tecnología, es sorprendente lo que pudieron hacer con un presupuesto de tan solo un millón de dolares.  


La dirección de Stanley es caótica. Va para todos lados al mismo tiempo, quiere ser una película de acción, una obra psicotropica, exploitation post apocalíptica, artística, sucia, irreverente... y en esa inconsistencia y caos esta el punto que puede alienar a los espectadores. Soy el primero en admitirlo, el guion de Hardware hace agua rápidamente, se mueve de manera extraña y sin dirección aparente. La historia esta fuertemente basada en un comic corto de la editorial 2000 AD, lo cual se hace visible en las elecciones estéticas. Tal vez el material original hubiese funcionado mejor en un mediometraje y no en una película de hora y media, aun asi creo que la narración caótica y los personajes comiqueros de Hardware tiene cierto encanto.



Sin dudas se trata de una película diferente, plagada de referencias políticas y espirituales enmarcadas en una aventura sci fi clase B. Merece ser vista pese a sus flaquezas, yo me sorprendí gratamente con lo mucho que disfrute de Hardware y su entorno sucio y oscuro. Espero que puedan darle una chance, no tengan miedo a enfrentarse a la maquina. 






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