The Void (2016) de Jeremy Gillespie y Steven Kostanski

Como escribí en reseñas anteriores, puedo disfrutar de una película con falencias pero con huevos, no así de una película “bien hecha” que pretende pasar desapercibida sin re formular ni arriesgarse en nada. Por esos motivos disfrute “The Void” pese a no estar completamente convencido de las elecciones que los directores  Jeremy Gillespie y Steven Kostanski tomaron. Estos muchachos son parte del equipo detrás de joyas recientes como “Manborg” y “Father’s Day” de 2011, así como del maquillaje de producciones de primera linea. Esto explica en parte el excelente laburo de efectos y make up de esta cinta, fuertemente inspirado en clásicos de los 80s como “The Thing” de Carpenter. En definitiva este abismo conjuga de manera convincente algunas de las convenciones del terror moderno con el espíritu y el entusiasmo de antaño.

La historia ocurre dentro de un hospital a punto de ser deshabitado luego de que un incendio consumiese el piso inferior. El sheriff  Carter - el primero de muchos guiños Lovecraftianos - arriba con un sujeto casi inconsciente que encontró en medio de la ruta y es recibido por el escaso personal que aun maneja el establecimiento, entre ellos el Dr. Powell. Pronto las cosas se vuelven confusas cuando un grupo de encapuchados armados con cuchillos comienza a hacer vigilia fuera del hospital. “The Void” es un misterio cósmico fuertemente inspirado por los escritos de Lovecraft, el ojo cinematográfico de Carpenter y el body horror de Cronenberg.

Los escritores/directores buscaron combinar dos costados bien claros. Por un lado la película no tiene miedo de demostrar su amor incontenible por el horror de antaño, tanto en lo narrativo como en los efectos y el maquillaje totalmente practico. Hay un nivel tremendo y solo basado en ese aspecto, la película es un éxito total. Igualmente “The Void” no busca ser un mero ejercicio de nostalgia y sabe utilizar de manera efectiva algunas convenciones del terror moderno. El único aspecto que no me convenció es lo recurrente de esa iluminación azul oscuro aburrida que suele ser la regla en la mayoría de las películas de miedo populares.

De a momentos hay un cruce raro de géneros y estilos, pero llegando al final se da el quiebre total y es donde muchos de los espectadores se vieron confrontados. Es una realidad que el desenlace es muy diferente al build up y algunas cosas quedan sin demasiado desarrollo (aunque esto también era uno de los encantos principales de Lovecraft, pintar monstruosidades y no dejarnos descubrirlas del todo). Aun así me agrada la forma en que se moldearon diferentes ideas, sobre todo en el punto culmine cuando los directores decidieron irse a la mierda y homenajear al apoteosico final de “The Beyond” de Lucio Fulci.

No comprendo el rechazo que tuvo desde algunos fans del cine de genero, comprendo las criticas pero no creo que opaquen los elementos positivos que Gillespie y Kostanski gestaron. Esta es una película mas que disfrutable que sabe mantener la tensión y pese a caer en algunos lugares comunes modernos, se redime con ideas salvajes y un despliegue visual mas que impresionante. Pese a las falencias banco enormemente a las producciones con actitud y estilo.