Raw (2017) de Julia Ducourneau



Raw nació en un universo paralelo donde John Hughes, además de filmar los mejores dramas sobre angustia adolescente, comenzo a desarrollar un incontenible apetito por la carne humana. Luego de un exitoso recorrido por festivales, los reportes de vomito y nauseas no hicieron sino acrecentar la expectativa por la opera prima de Julia Ducourneau. A esta altura esta mas que claro que tales rumores no deben afectar nuestra primera impresión sobre una película, aun así admito que es difícil hacer oídos sordos antes tanto espamento. Aclaremos: Raw no es la cinta nauseabunda y perturbadora que algunos intentaban vender. En primer lugar, esta es una película coming of age cuyo improbable motor narrativo principal es el canibalismo. Lo curioso es que funcione tan bien. 


Este banquete se sostiene en la genial actuación de Garance Marillier como Justine, una joven vegetariana que comienza sus estudios como veterinaria. En la Universidad se reencuentra con su hermana mayor Alexia (Ella Rumpf) y conoce a Adrien (Raba Oufella) su compañero de cuarto homosexual. Justine tiene problemas para adaptarse al estilo de vida universitario y la jerarquía estudiantil, en una de sus primeras pruebas de iniciación debe comer el higado crudo de un conejo bajo la presión de sus pares, pero principalmente de su hermana. Este sera el punto de quiebre, lo que comienza como una horrenda reacción alérgica termina por convertirse en un cambio mucho mas profundo. Probar la carne despertara un apetito salvaje en Justine, un ansia incontenible por devorar de manera casi primitiva lo que se cruce en su camino.


Comerse a otra persona no es cosa sencilla. Consumir un cuerpo implica incorporarlo de forma irreversible, un empoderamiento primitivo de los deseos mas violentos e intimos, salvajes como la atracción sexual que comienza a sentir Justine por Adrien. El canibalismo simboliza un quiebre total en la vida de ella: despegarse de sus valores morales mas atesorados, desobedecer la imposicion familiar, explorar los deseos reprimidos (incluso si ello implica lastimar personas). En definitiva Raw es, en su forma central, una película sobre la maduración de Justine y la forma en que sus apetitos - todos - irán transformando su relación con el mundo. Parece increíble pero el canibalismo funciona perfectamente como motor de auto descubrimiento.




La dirección de Julia Ducorneau es uno de los aspectos mas interesantes de la película. Pese a ser su primer obra, se nota mucha personalidad tanto en la manera de filmar como de escribir. Uno de mis momentos favoritos es cuando Justine llega a la Universidad por primera vez, el recibimiento, la fiesta y todo lo que acontece.  Una secuencia llena de ideas visuales que sientan el tono del resto de la película. Además, todo esta cimentado sobre un soundtrack bastante mas tenebroso que la película en si misma, hay una melodía  en especial que me remite al terror de los 70s, muy buena.


Ahora bien, Raw no es una película sin falencias. Acercándonos al tercer acto la energía salvaje y misteriosa inicial se va esfumando poco a poco. Por un breve lapso da la sensacion de no estar dirigiéndose a ningún lado, de no tener idea sobre que hacer con los personajes y la situación que fue construyendo. Reitero, comerse a otra persona no es cosa sencilla. Carga con un peso simbólico y estético que no es capitalizado por completo en ningún momento, aun así el gran papel de Garance Marillier sostiene la cinta incluso en sus baches mas intensos.

¿A la altura de las expectativas? definitivamente no, pero la película no tiene porque hacerse cargo de la proyección y humo que venden los críticos impresionables. Por si sola, Raw es una cinta interesantisima que nos muestra el enorme talento como escritora y directora de Julia Ducorneau, pese a ser su primer trabajo, se desenvuelve como una veterana de su arte. Interesante, oscura, dramática y, de una forma un tanto incomoda, entrañable.



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