Annihilation (2018) de Alex Garland



En 2014 Alex Garland, guionista devenido en director, estuvo en boca de todos por su opera prima “Ex Machina”, una maravillosa historia sci fi que ahonda en uno de los tópicos preferidos de la ciencia ficción: el significado de la humanidad y que implica ser un humano. Cuatro años pasaron y el realizador ingles tiene la oportunidad de lanzar su nueva obra mediante el servicio de Netflix, con un casting increíble que incluye a Natalie Portman, Jennifer Jason Leigh, Oscar Isaac y Thesa Thompson (de “Thor Ragnarok” y “Creed”).


Lena (Portman) es una bióloga y ex militar que se desempeña como docente. Luego de un año sin noticias de su marido Kane (Isaac), el reaparece de manera misteriosa en la casa familiar. Rápidamente son interceptados por el ejército y la unidad comandada por la Dr. Ventress (Jason Leigh) quienes en principio se rehúsan a dar detalles de la situación. Un objeto cayó en las inmediaciones de un faro y comenzó a emanar un extraño campo luminoso que va creciendo lentamente, cambiando la esencia genética todo lo que queda dentro de su radio. El avance es lento pero imparable, múltiples expediciones se adentraron al Area X (nombre dado por el ejército a la zona) pero nadie regreso, nadie salvo Kane, quien se encuentra en coma luego de una repentina descompensación. Lena se unirá al equipo de expedición comandado por Ventress con el objetivo de llegar al faro y comprender la naturaleza del resplandor.


El tiempo y su efecto en los personajes es un aspecto fundamental de “Annihilation”. Temprano en la película nos indican que dentro del Area X el tiempo transcurre de otra manera, lo que parecen días son en realidad meses, la percepción se altera y los recuerdos son como el montaje de una película llena de elipsis. A medida que el equipo se aproxima al faro los cuerpos de sus integrantes van cambiando tanto en apariencia como en esencia. Al director Alex Garland le interesa el efecto mutacional  - sea para degradar o para superar - que tiene el tiempo en las personas, como el recorrido afecta nuestra aparente naturaleza, como modifica las relaciones y cómo podemos incluso desconocernos a nosotros mismos. Al igual que en la expedición, el único camino posible es hacia adelante, hacia el faro, el avance temporal es ineludible y solo podemos dejarnos llevar.


Las relaciones también juegan un rol importante. El matrimonio de Lena y Kane nos es mostrado en forma de flashbacks, primero cálidos y llenos de amor, luego distantes y plagados de grietas. Lo que en un momento es un recuerdo cariñoso durante el “exilio” de Kane, a su llegada se amplia para mostrarnos la imagen completa: la distancia entre ellos se venía gestando desde mucho antes de su partida. Tal vez sea un poco atrevido afirmar que las relaciones y su degradación en el tiempo son un punto central de la película, pero allí radica una de las fortalezas de “Annihilation”. No ahonda explícitamente en ninguno de estos temas pero deja el suficiente espacio para que el espectador los desarrolle. Tiene un ritmo narrativo bastante complicado de seguir que, salvando las distancias, recuerda al estilo sci fi poético de Tarkovsky. No es amigable con el espectador y en ocasiones puede tornarse lenta.


El cine del ruso es una influencia notoria en “Annihilation”, lo cual la diferencia de varias de las últimas y muy buenas cintas de ciencia ficción estadounidenses como “Blade Runner 2049” o “Arrival”. Esto puede resultar problemático, tanto desde la narración como desde el lenguaje visual, “Annihilation” busca incomodar y lo logra con creces.  Tal vez el clímax no haga justicia al recorrido de sus personajes, pero ese es un problema muy común en todas las obras basadas en viajes. Nunca el destino y sus respuestas son  tan interesantes como prometen la travesía  y sus preguntas.  Alex Garland nuevamente sorprende con un proyecto diferente donde el peligro no viene desde la tecnología y el espacio profundo, sino desde el tiempo. Como reza el final de cierta película de Gaspar Noe, “el tiempo lo destruye todo”.





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