Revenge (2017) de Coralie Fargeat


En su debut directorial, Coralie Fargeat traspone el género rape and revenge con la sensibilidad estética del nuevo extremismo francés/new french extremity dando como resultado una fabula sangrienta de vendettas y empoderamiento femenino. Jen (Matilda Lutz) es la joven pareja de Richard (Kevin Janssens), un exitoso empresario con el cual pasa unos días en una lujosa casa de retiro. Sorpresivamente Stan (Vincent Colombe) y Dimitri (Guillaume Bouchede), dos socios de Richard, arriban antes de lo pactado. Luego de una noche de tragos, Jen será violada por Stan, ignorada por Dimitri, golpeada por Richard y acorralada al borde de un acantilado por los tres. Un accidente letal parece haber solucionado el problema de los hombres, pero Jen no murió. De victima a sobreviviente y luego invirtiendo los roles: Los predadores ahora serán cazados por su presa. 


La venganza es uno de los motores narrativos mas atemporales, siempre habrá un personaje que quieren tomar revancha del daño que le ocasionaron. El rape and revenge es un exponente particular de esta ecuación, se trata de películas exploitation que giran en torno a mujeres violentadas sexualmente que luego toman la justicia en sus manos de maneras increíblemente violentas. Obras como I Spit On Your Grave (1978) o MS. 45 (1981) son exponentes cruciales de este subgénero. A diferencia de gran parte de aquellas cintas, y en vistas del contexto social actual respecto a esos tópicos, Fargeat escoge un enfoque diferente: en vez de centrarse en lo violento de la violación, hace hincapié en la lógica del violador y sus cómplices. La sensación de “merecimiento” y de legitimación por lo que él considera actitudes provocativas, el pacto tácito de encubrimiento y la actitud predatoria del grupo. 


Pero eso no es todo lo que Revenge tiene para ofrecer, en su núcleo, la opera prima de Coralie Fargeat es un thriller increíblemente sangriento cargado de acción y muchísimo gore. Es en este punto que podemos trazar un nexo con el cine extremo francés de finales de los 90s y principios del 2000, no se escatima con lo visceral de la violencia ni con la destrucción del cuerpo humano. Tal vez de a momentos el espectador tenga que hacer un pequeño esfuerzo para mantenerse en el verosímil y aceptar los aspectos más ¿fantásticos? del renacimiento – cual Fenix – de Jen, pero ese esfuerzo se ve recompensado en el tercer acto bañado de sangre que resuelve de manera acertada la persecución carnal que se da durante la hora y media previa de película.


La acción acontece enteramente en el desierto, el cual se presta para algunas secuencias visualmente interesantes en cuanto a los colores y los contrastes entre dia y noche. Hay un regreso a lo primitivo, a la cacería tribal que dota a Revenge de un eje salvaje. Hay algo arcaico tanto en la violencia como en la transformación de Jen, quien pasa de presa a cazadora de aquellos que la violentasen como si se tratase de un despertar interno y no un mero aprendizaje circunstancial. Como el nefasto personaje de Richard indica en un momento “Las mujeres siempre tienen que pelear…”, y en un contexto donde gran parte de las figuras masculinas del espectáculo han sido expuestos como abusadores y violentos, hacen falta películas exploitation que se encarguen de reimaginar en peleas sangrientas las luchas que acontecen en el mundo real.


Comentarios