[Estrenos 1980] 'Navajeros' de Eloy de la Iglesia


El cine quinqui fue un fenómeno surgido en España a finales de la década del 70, un cine callejero que retrataba la vida y obra de ladrones, adictos, malandras y macarras tomando inspiración de criminales y marginados de la vida real. Tenía la cualidad especial de combinar una postura social de crítica y reflexión sin dejar de lado una estética bastante cercana al cine exploitation. Una suerte de punto intermedio entre el pesimismo de Suburbia (1983) de Penelope Spheeris y la fantasía rebelde de The Warriors (1979) de Walter Hill

Navajeros (o Dulces Navajas según su hermoso título mexicano) de Eloy de la Iglesia es uno de los grandes exponentes de este movimiento. Utiliza las calles derruidas de Madrid como un setting perfecto para contar la fugaz vida de Jaro (José Luis Manzano), un niño abandonado por sus padres y por el estado, que se convierte en líder de una pandilla de ladrones juveniles. Roban de todo: billeteras, electrodomésticos, autos, telos y hasta drogas a los traficantes, de a poco sus botines y los peligros que enfrentan van aumentando. La película no tiene una estructura clara, el camino que sigue es tan rudimentario como la dirección, pero un velo trágico parece cubrir la vida de Jaro desde el comienzo.


Eloy de la Iglesia declaró en épocas de estreno ''Quise hacer esta película entre la crónica y el cómic [...] por un lado dar datos y estadísticas y por el otro crear una situación mágica de bandidos''. La figura de Jaro se construye con los tropos de ladrón legendario, ese que acepta su destino irrevocable de tomar lo que le fue negado por el mundo. También aparece la prostituta con corazón de oro encarnada en La Mexicana, su pareja y guardiana, tanto la figura materna como la madre biológica de Jaro son trabajadoras sexuales. Las figuras masculinas son traficantes, violadores, policías que añoran la dictadura o, en el mejor de los casos, periodistas que ven en Jaro no una persona sino una historia que contar. El rol de la prensa es tal vez el aspecto menos explorado en la peli, pero con una frase resume bastante bien su postura ''Lo que digo es que toda esta movida del terrorismo y la delincuencia, si no existiese, seguro alguno se la inventaria''.




La mayor cualidad del cine quinqui el la de poder leerse como explotación y como crítica social, la distinción infantil entre cine culto y entretenimiento no tienen ningún sentido para estos directores. Navajeros tiene el corazón partido al medio, por un lado es heredera de Los 400 Golpes y por el otro de películas de acción y poliziottescos Italianos de los 70s. ''Había un problema claro, una historia de delincuencia juvenil esta destinada a ser una historia moralista, y nosotros lo que queríamos era hacerla al revés. Una historia de ladrones y policías con los valores invertidos'' completaba Eloy en una entrevista dada en 1980. 

El personaje de Jaro esta basado en la vida de José Joaquín Sánchez Frutos, un adolescente criado entre la precariedad extrema y la violencia de sus padres alcohólicos y abusadores. Su capacidad de liderazgo innata lo llevo a comandar una banda de ladrones de mas de 30 miembros, casi todos ellos menores de edad, que durante la segunda mitad de los 70s realizaron todo tipo de atracos en Madrid. Jaro murió a los 16 en manos de un vecino que le disparo al verlo robar un auto. Su figura se convirtió en símbolo de una época oscura en la España post franquista plagada de violencia policial, marginalidad juvenil, falta de trabajo y oportunidades y una perspectiva pesimista sobre lo que deparaba la nueva democracia. Esto se reflejaba también en los intérpretes, la mayoría no eran actores profesionales sino pibes de la calle buscando una salida laboral, algunos como El Pirri o José Luis Manzano son parte de la cultura popular.

Navajeros es una buena puerta de entrada a un cine con muchísima identidad y que, en perspectiva, parece haber influenciado directa o indirectamente varios movimientos latinoamericanos de los 90s y 00s. Los aspectos técnicos son super rudimentarios pero es parte de la estética de estas películas que combinan tragedia urbana y humor con mucha efectividad. Y sino, como decía El Jaro: Si no aceptais aqui hay 2 cartuchos, una desde luego pa ti y otra pal que le toque! 







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