[Estrenos 1980] 'La dinastía Drácula' de Alfredo Crevenna


El cine de terror y fantástico mexicano es uno de gran tradición y cuya concepción está directamente relacionada al nacimiento del terror sonoro en USA. La historia es conocida, mientras se filmaba el clásico Drácula (1931) de Tod Browning también se filmaba una versión hispana a cargo de George Melford, en aquella época los productores querían maximizar ganancias y aprovechar los derechos de la novela, básicamente igual que ahora. Mientras Browning utilizaba el estudio y los sets de dia, Melford los utilizaba de noche. En aquella versión hispana participaron lxs actores mexicanxs Lupita Tovar como Eva y Eduardo Arozamena como Van Helsing. 

Si bien no se trataba de una producción mexicana, el cine de género y terror azteca explotó, primero en la forma de secuelas de La Llorona (1933) para luego dirigir su atención al cine gótico y vampirico, uno que no es heredero sino contemporáneo al de la Hammer. El primer punto alto fue El Vampiro (1957) de Fernando Méndez y luego llego una catarata de murciélagos mordedores de cuellos durante los 60s y 70s: El Ataúd del Vampiro (1958), El Mundo de los Vampiros (1961) y muchas otras que enfrentaban al conde Drácula contra personajes como El Santo, Nostradamus y El Mil Máscaras. También crossovers exagerados como Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo (1973), incluyendo una versión lujuriosa titulada El vampiro y el sexo (1969) donde también participa...si, El Santo. ¿Cómo utilizar esta información? para contextualizar la película de Alfredo Crevenna, una obra vampírica filmada durante la decadencia y muerte del cine gótico clásico mexicano. Producciones de bajo presupuesto y con rodajes relámpago, y ese proceso precario se nota y conforma parte del encanto de esta pequeña gema. 



Tomemos un momento para repasar quién es Alfredo Crevenna, un director mexicano nacido en Alemania que basó su carrera en ser un todo terreno, desde melodramas en los 50s (incluyendo una remake del clásico queer alemán Madchen in Uniform y una nominación a mejor director en Cannes) a películas de lucha libre, versiones apócrifas de Superman contra los extraterrestres y algunas introducciones en el horror. Se dice que con más de 150 títulos en su haber es uno de los directores mexicanos más prolífico de la historia. Ahora si, adentrémonos en la hacienda Los Sicamoros para conocer La Dinastía Drácula

Sin renegar de las fuertes influencias del fantaterror la película comienza con un flashback en siglo XVI, la inquisición condena a muerte a un hombre por practicar la brujería, luego de la ejecución su amante les hecha una maldición terrible por la cual juran regresar a atormentar al mundo. Fin de flashback, ahora es el siglo XIX y la familia Solórzano vive en la hacienda Los Sicamoros, el mismo sitio donde ocurrió aquella ejecución hace 300 años. Luego de un largo viaje en barco Madame Kostoff llega a México junto a un ataúd misterioso. Ahí mismo viaja el Barón Drácula, quien atravesó el océano bajo el nombre de Van Helsing para comprar la casa de los Solórzano. Es un tipo encantador, culto, canchero y acepta la negativa inicial de la familia, pero nada evita que de rienda a su malévolo plan: revivir a los brujos muertos hace 3 siglos. Todo esto narrado con increibles efectos y una iluminación que haría sonrojar a Roger Deakins. Bueno, no realmente, pero sí hay muchísima onda para construir una atmósfera gótica que se sostiene durante los 80 minutos que restan



Los valores de producción de esta película son primitivos, los efectos utilizados para la aparición del Barón son herederos de los trucos de Melies: cortes de plano, humo y ¡Magia! un hombre de sobresalientes patillas y dientes de plástico se hace presente. En un momento el rey de las tinieblas ataca a una familia de campesinos y es notorio cómo se utiliza varias veces el mismo plano en la cara de horror de la pobre mujer viendo a su hijito morir ante los colmillos de la criatura. Una decisión bastante oscura y divertida por parte del director, al hacer una revisión de Drácula es imposible no pensar como las clases con título nobiliario fagocitan (literalmente se comen) al campesinado. 

Hay varias decisiones especiales que suman algo de valor. Por ejemplo, un cura encarna al personaje escéptico que descree de los sobrenatural mientras que Fabián, un joven médico, es el personaje que cree al instante en los vampiros. El tipo tiene un conocimiento de ocultismo que inquietaria al mismísimo Anton LaVey, tiene libros místicos y brinda tanta información que parece haber escrito él mismo el guión. Forman un dúo interesante y con una trama casi inexistente logran sacar adelante el segundo acto, que se debate entre cadáveres que aparecen sin sangre y algunos trucos macabros de Madame Kostoff

La historia de los sacrificios en Los Sicamoros nos es relatada varias veces, lo divertido es que en más de un momento los personajes cambian de nombre, en particular el antagonista quien es referido como Duque Orlaz, Baron Drácula, Van Helsing, incluso en un momento durante el duelo final el mismo aclara no ser Drácula pero si ser una suerte de familiar. Tiene sentido ya que se trata de la dinastía, esto es un drama familiar de alta alcurnia.  

Hay brujería, vampiros y satanismo pero nada tiene mucho sentido, por suerte se pudo sostener la atmósfera con un encanto increíble, apoyándose en neblinas, locaciones lejanas y muchas caras de miedo que rozan el ridiculo pero estan mas cerca de la genialidad. Más allá de cualquier joda, el clímax es fantástico y tiene un aura especial durante la lucha entre el cura y el vampiro. Hay fuego superpuesto y desnudez, pero sobre todo una muerte digna para una interpretación más que correcta de Roberto Nelson como el villano titular. Por amplio margen es el mejor de todo el cast y tiene un porte especial que me recordó a Frank Langella en la versión de John Bedham, pero luego de varias dosis de drogas duras. Pese a las carencias, los focos mal ubicados y los guiones escritos en el dia, La Dinastía Drácula es un gran estreno de 1980. 




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